El Papa a los jóvenes: “Con fe y alegría sean constructores de futuro”
El papa Francisco animó a los jóvenes a ser constructores del futuro con “fe y alegría” y a buscar esa felicidad que “nadie les podrá quitar”, al presidir la vigilia en el Centro Diocesano de Soamandrakizay, en el marco de su visita apostólica a Madagascar.
“Que la luz de la esperanza no se apague. Nuestra Madre mira a este pueblo de jóvenes que ella ama, que también la busca haciendo silencio en el corazón, aunque en el camino haya mucho ruido, conversaciones y distracciones; y le implora para que no se apague la esperanza”, afirmó ante unos 100.000 jóvenes.
El pontífice destacó el esfuerzo que realizaron muchos de los jóvenes para participar de la vigilia y, tras cantos y bailes tradicionales, respondió preguntas de los participantes.
“¡Qué bueno encontrar dos jóvenes con fe viva, en movimiento! Jesús nos deja el corazón siempre inquieto, nos pone en camino y en movimiento. El discípulo de Jesús si quiere crecer en su amistad, no puede quedar quieto, quejándose o mirándose a sí mismo. Debe moverse, debe actuar, comprometerse, seguro de que el Señor lo apoya y lo acompaña”, subrayó.
Tras las palabras de monseñor Fulgence Razakarivony MS, obispo de Ihosy y presidente de la Comisión Episcopal para la Juventud de Madagascar, un grupo de jóvenes se acercaron al estrado para presentar sus testimonios de vida y conversión ante el pontífice.
El primer testimonio fue de Rova Sitraka Ranarison, un joven de 27 años de la diócesis de Antananarivo, quien durante varios años de su vida ha puesto en práctica las obras de misericordia visitando a los presos en las cárceles.
Mientras que el segundo testimonio lo dio Vavy Elyssa Nekendraza, una joven de 21 años de la diócesis de Maintirano, quien retrató el amor recíproco que se tienen sus padres, que a pesar de ser de dos tribus diferentes, lograron superar todas las pruebas y diferencias, y hoy eso le refleja el amor de Dios.
Ante estos testimonios, Francisco inició su discurso agradeciendo a monseñor Razakarivony y a los jóvenes que llegaron de “todos los rincones” de la isla, a pesar “de los esfuerzos y dificultades que esto representa para un gran número” de ellos.
Asimismo, agradeció el testimonio de Rova Sitraka y Vavy Elyssa, por compartir su “camino de búsqueda entre aspiraciones y desafíos”, y por mostrar una fe viva movida por Jesús y el deseo de “crecer en su amistad” con la seguridad de que Él siempre los apoya y acompaña.
El Papa aseguró que el Señor llama a cada uno por su nombre: “No nos llama por nuestro pecado, por nuestros errores, equivocaciones, limitaciones, sino que lo hace por nuestro nombre; cada uno es precioso a sus ojos”.
No obstante, recordó que el demonio, por el contrario, “sabiendo también nuestros nombres prefiere llamarnos y recordarnos continuamente nuestros pecados y errores; y de esta forma nos hace sentir que hagamos lo que hagamos nada puede cambiar, que todo seguirá igual. El Señor no actúa así. El Señor siempre nos recuerda lo valiosos que somos ante sus ojos y nos confía una misión”.
En ese sentido, el pontífice señaló que uno “de los regalos más hermosos” que proviene de la amistad con Jesús, citando la exhortación apostólica Christus vivit: “Él está en ti, Él está contigo y nunca se va. Por más que te alejes, allí está el Resucitado, llamándote y esperándote para volver a empezar”.
“Todos sabemos, incluso por experiencia personal, que se puede errar el camino y correr detrás de espejismos que nos prometen y encantan con una felicidad aparente, rápida, fácil e inmediata, pero que al final dejan el corazón, la mirada y el alma a mitad de camino”, reconoció.
En otro momento, Francisco también dijo que las personas pueden llegar a llenarse de “amargura” y tener la “tentación de rendirse” por la falta de oportunidades, “la precariedad, las injusticias sociales”.
Sin embargo, recordó que Jesús “es el primero en desmentir todas las voces que buscan adormecernos, domesticarnos, anestesiarnos o silenciarnos para que no busquen nuevos horizontes. Con Jesús siempre hay horizontes”.
“A través de ustedes entra el futuro en Madagascar y en la Iglesia. El Señor es el primero en confiar en ustedes y los invita a que también confíen en ustedes mismos, en sus habilidades y capacidades, que son muchas. Los invita a animarse, unidos a Él para escribir la página más hermosa de sus vidas (…) Es el Señor quien nos invita a ser constructores del futuro”, sostuvo.
En ese contexto, Francisco recordó que Dios “no nos manda solos al frente de batalla”, sino que a través de los demás se “comparte el amor y la confianza que el Señor nos tiene”.
“El encuentro personal con Jesús es irreemplazable, pero no en solitario sino en comunidad”, añadió.
Al final de su reflexión, el pontífice les pidió a los jóvenes que nunca olviden que tienen una Madre, quien es además protectora de Madagascar, la Virgen María.
“A ella quiero confiar la vida de todos y cada uno de ustedes, de sus familias y amigos para que nunca les falte la luz de la esperanza y Madagascar pueda ser cada vez más la tierra que el Señor soñó. Que ella los acompañe y los proteja siempre. Y, por favor, no se olviden de rezar por mí”, concluyó.+
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