El fútbol no entiende de merecimientos. No importa que equipo generó más situaciones de riesgo o tuvo más posesión de balón. Tampoco interesa quién hizo más méritos para quedarse con el triunfo. Lo único que tiene en cuenta es la cantidad de goles convertidos.
Banfield culminó su presentación en la fase regular de la Copa de la Liga Profesional con una victoria en el Estadio Feliciano Gambarte frente al Tomba mendocino. El Taladro no jugó bien pero exprimió al máximo una desconcentración en la defensa de Godoy Cruz para quedarse con tres puntos que lo mantengan expectante para avanzar a la siguiente instancia.
El equipo de Sanguinetti nunca se recuperó luego de sufrir un brote masivo de covid y apenas obtuvo dos triunfos en los últimos seis jornadas. Varios futbolistas bajaron notablemente su nivel y eso obligó a DT a modificar el esquema. Quitó un extremo y sumó un defensor más para recuperar la solidez defensiva. Sin embargo las fallas en el retroceso y la poca generación de juego fueron una constante.
Godoy Cruz hizo todo el desgaste y pudo haber convertido varios goles pero chocó con la figura del colombiano Arboleda. La actuación del arquero y la falta de precisión en los últimos explica porque los de Méndez no pudieron marcar ningún tanto.
A falta de 10 minutos para el final, Cruz peinó hacia atrás un centro desde la derecha, Urzi no la dio por perdida y tocó para Ramiro Enrique, que aprovechó el quedo de la defensa del Tomba y marcó el segundo de su corta carrera.
Banfield hizo los deberes y necesita que mañana no ganen Racing, River y Rosario Central. Parece una utopía pero el fútbol tiene muestras de sobra de que los milagros. |
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