Para todos los Charrúas es hoy una fecha de dolor extremo, y a este humilde escriba que conoció y trató por muchos años al último de los románticos del fútbol argentino se le hace muy difícil hilvanar la presente reseña, pero hoy jugó Central Córdoba, hoy ganó Central Córdoba y el gol lo hizo Ferrari que juega en la posición de número cinco, dan ganas de cerrar la nota aquí y llamarse a respetuoso silencio. El presente exige ser vivido y así como los jugadores azules tuvieron que salir a la cancha a enfrentar al rival yo tengo que enfrentar el teclado.
Llegó el Matador de Tablada al estadio General Rodríguez, la casa del Club Deportivo y Mutual Leandro N. Alem, estando entre los primeros de la tabla mientras su rival venía de perder tres partidos al hilo, cuatro después de hoy, sin embargo en los primeros quince minutos no se notó esa supuesta diferencia futbolística. El lechero salió a revertir su racha, se paró bien en el medio pero sus intentos de ataque chocaban ante una muy segura defensa rosarina, que se mostró más ordenada que la fecha pasada, con Saucedo marcando punta izquierda y un triplete en el medio formado por Gómez, Ferrari y Alegre mientras Bracco trataba de unirse a los atacantes Lovotti y Vizcarra. Para armar este esquema Rossi tuvo que dejar en el banco a Biñale, que jugó muy bien los primeros partidos como marcador central, pero a la cancha entran once, así que le tocó el turno de salir.
A partir de los 20´ el campo de juego empezó a inclinarse hacia el arco local, fueron varias las jugadas en que el Charrúa estuvo cerca pero le faltó el buen toque final, el acierto último de los delanteros. Terminó el primer tiempo con la impresión que Central Córdoba se adueñaba del partido y los gestos desesperados del Lobo Cordone demostraban que no estaba contento con sus dirigidos.
El inicio del segundo tiempo desnudó oficialmente este malestar del técnico local ya de entrada hizo tres cambios y un cuarto antes de los 20´, igual nada cambió para Alem que no conseguía inquietar a Giroldi que tenía una de sus tardes más tranquilas, mientras cada avance Charrúa parecía terminar en gol. Central Córdoba empezó a sufrir una especie de "mal de examen" de parte de sus delanteros, especialmente Lovotti, que en su afán de mostrarse como goleador exageraba en la individual, forzando algunos disparos apresurados o de muy lejos cuando tenía la colaboración de Gómez, Alegre y Bracco que le picaban al vacio.
A partir de los 30´ Alem comienza a salir de su ahogo, más que nada por un momento de desaliento de la visita, de ahogo al ver que sus intentos de ataques fracasaban una y otra vez. El Lechero volvió a pelear la pelota en el medio y a los 33´ tuvo su gran oportunidad a partir de un excelente disparo de Acosta desde fuera del área que se colaba en el ángulo pero apareció San Matías y con un vuelo para la foto y un manotazo justo realizó una salvada sensacional que valió tanto como el gol para traer los tres puntos a Rosario.
El susto tuvo un efecto despertador en Central Córdoba que advirtió que todos sus esfuerzos podían quedar en la nada y apretó nuevamente los dientes para volcarse al área rival. Actitud que tuvo sus frutos a los 38´ cuando luego de una peligrosa jugada salvada por Lara en plena área chica enviando la pelota al córner, llega el envío de Bracco y la sorpresiva llegada por el medio de Ferrari que con calidad le cambia el palo al arquero Chiappe y de cabeza pone el uno a cero.
De allí en más el Charrúa se cierra bien atrás, y tiene la contra para un Lovotti demasiado sólo adelante, necesitaba alguien que le acompañe en los piques contra los marcadores centrales, para colmo de males a los 47´ se despega muy bien Gómez pero pareció sufrir el mismo síndrome que le señalábamos al centro delantero rosarino, y teniéndolo a este sólo para tocar decide patear desde una posición muy sesgada impidiendo así sellar el partido.
Se terminó el encuentro y Central Córdoba está en la punta con dos partidos menos, ya que sigue debiendo su encuentro con Atlas e Ituzaingo que le pelea la primer posición todavía no quedó libre.
Se vio en el Charrúa una notable mejora en relación al partido anterior, si bien es cierto que frente a un rival que viene muy mal. El ansia de ganar y el ímpetu se mantiene intacto, se podría señalar la necesidad de mayor tranquilidad al momento de definir, por lo ya señalado y que resulta imperioso acompañar más a Lovotti en la delantera, especialmente en el segundo tiempo.
Lo importante, hoy todo Rosario y el universo futbolero, tiene una sonrisa tristona en el rostro. |
