Hay problemas sociales reales, y uno se pregunta por el futuro
El obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, expresó su preocupación por los índices de pobreza que se registran en esa jurisdicción eclesiástica y advirtió que los problemas más frecuentes en las periferias están vinculados a “la inseguridad, la desocupación y las drogas”.
“Hay problemas sociales reales, y uno se pregunta por el futuro”, aseguró en una entrevista con radio Mitre Mar del Plata.
Al hablar sobre las visitas pastorales que realiza a las comunidades parroquiales, el prelado afirmó: “Es algo que da un conocimiento mucho más realista y permite el contacto con mucha gente. Uno no puede hacer tantas visitas y he privilegiado las de la periferia”.
“Los problemas que más se repiten son inseguridad, trabajo, drogas. Creo que está en todas partes pero es algo que aquí se ha intensificado. Lo peor es cuando la gente acude a entrar en ese menudeo como fuente de recurso”, sostuvo.
Monseñor Marino aseguró que hay problemas sociales “graves” en diferentes barrios de la ciudad y manifestó que con el correr de los años le conmueven más esas situaciones.
“Uno detecta estos problemas que están, son muy reales, y se pregunta por el futuro”, dijo, y señaló: “He entrado a viviendas donde lo que se ve ya no es pobreza, sino que hay miseria”.
El obispo consideró que “es fundamental cuidar la educación en un sentido integral. En la formación de valores, aprender la convivencia, el sentido de la vida”, e insistió en advertir que “la institución familiar, el matrimonio, es algo muy golpeado, quebrado”.
“He tomado contacto con las maestras, maestros, algunos están en situación de crisis por el panorama que les toca enfrentar cada día. Hay una gran vocación en muchos docentes. Pero hay que tratar de hacer algo verdaderamente humano por esos chicos”, subrayó, y añadió: “El grado de violencia que describían los directivos de esas escuelas, es muy alto y preocupante”.
“Hay chicos que aparecen golpeados y que no tienen ninguna contención. Les falta amor, el sentido del amparo, del padre y de la madre y muchos vuelcan agresividad en las aulas, en los juegos del colegio”, explicó.
Monseñor Marino afirmó que “la persona no necesita sólo un plato de comida, sino alguien que lo trate humanamente, con naturalidad y realismo”, y recordó: “Es un ser humano, tiene sentimientos, tiene una historia detrás. Hay que atender a la persona en el aquí y ahora en la medida que se abre para hacer un trabajo más en profundidad”.+
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