Próximo a obtener mi licenciatura en Derecho Canónico en la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Católica Argentina, me permito escribir estas breves y simples líneas sobre un tema que entiendo de mayor interés.
Para ello voy a tomar como base lo escrito por el Dr. Jorge A. Di Nicco, en Doctrina del Colegio de Abogados de Morón, sobre las ejecuciones fiscales contra establecimientos educativos de titularidad diocesana (véase el artículo en https://camoron.org.ar/nuevas-normas/doctrina-cam/sobre-las-ejecuciones-fiscales-contra-establecimientos-educativos-de-titularidad-diocesana/).
Bien señala el doctor en su artículo -mejor dicho, bien reitera por enésima vez- que los establecimientos educativos de titularidad de una diócesis carecen de personería jurídica propia. Quien tiene personería jurídica -canónica y civil- es su titular, la diócesis. Estos establecimientos educativos no poseen bienes, ya que los bienes son de la persona jurídica diócesis, y son bienes eclesiásticos. La denominación de estos establecimientos educativos constituye “un nombre de fantasía” del emprendimiento educativo de la diócesis pertinente, reconocido por la autoridad educativa estatal competente. De allí que estos establecimientos educativos no son una persona jurídica. La CUIT que tienen es al solo efecto previsional, únicamente para las obligaciones de la seguridad social.
Lo dicho no es ignorado por el ejecutante fiscal, ya que es información que obra en su base de datos. El doctor se pregunta, y yo también me pregunto, ¿es posible llevar adelante una ejecución fiscal contra alguien que no existe jurídicamente hablando?
La legislación canónica es contemplada como derecho vigente por nuestro ordenamiento estatal y no puede ignorarse su conocimiento. Agradezco tanto a TodosUnoTV como al Colegio de Abogados de Morón por abrir sus puertas a la difusión del Derecho Canónico; y al Dr. Di Nicco por su persistente aporte en el tema, al igual que por la claridad de sus escritos y la precisión de sus fundamentos jurídicos. Esto es de importancia mayor, ya que hay mucha transmisión de conocimientos erróneos y de repetición de esos conocimientos con el daño que ello produce. Y con el tiempo y trabajo que lleva erradicarlo.
Mi tarea eclesiástica me lleva a estar a diario con estas cuestiones y a tener que realizar docencia en la materia. Docencia de la cual no están excluidos los profesionales del derecho, al margen de su creencia religiosa. De allí la importancia de seguir abriendo camino y apoyar a aquellos que se esfuerzan en ello. Muchas veces sin obtener el menor aliento ni reconocimiento a tan ardua labor. Pero el Señor todo lo ve y todo sale a la luz en su justo momento. Mi empeño está en la difusión correcta del Derecho Canónico y en ese camino nos iremos encontrando para transitarlo juntos. Solo no estoy.
Pbro. Gustavo Fabián Álvarez
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