19-11-2018
 

El texto más difícil



 



Ser del Charrúa desde la cuna, de una familia charrúa que se remonta a la fundación del club, vivir toda la niñez y adolescencia en la República de la Sexta, es un privilegio, un regalo divino.
Es haber visto al Trinche desde su debut en un amistoso nocturno y que alcanzó para llenar los ojos de gambetas, caños, golazos y elegancias. Es enamorarse in aeternum de este juego.

Es la paradoja de la calle de tierra hasta el viejo templo y ver lo excelso, lo que no se veía en el Gigante, Coloso, Bombonera, Monumental, Bernabeu, Meazza, Wembley, lo veíamos en el Gabino.
Pero también es haber vivido tiempos difíciles que no nos mataron sino que nos endurecieron. Es haber perdido posibilidades de subir de categoría año tras año, es haber descendido más de una vez, es sufrir el partido contra el Deportivo Español en Junín. Pero aceramos la piel y seguimos adelante.

Sin embargo tanto “entrenamiento” no me preparó para la tristeza en el corazón que me dejó el partido de ayer contra el muy noble Sportivo Barracas que no disfrazó su impotencia futbolística con juego brusco ni exageradas pérdidas de tiempo.

La mejor decisión se tomó antes de comenzar el encuentro, gracias por entrar con la camiseta blanca. A poco del pitazo inicial me refugié en la fantasía que ese equipo albo no era mi Central Córdoba, porque de haber utilizado la gloriosa azul con vivos rojos, creo que no hubiese podido siquiera terminar de ver el partido.
Tanta languidez, tanto desgano, tanta falta de enjundia, tanto fatalismo, hacía doler los ojos.

Sólo salvaron su imagen Ojeda, Senra y Stupiski en el primer tiempo y Trejo en el segundo. Merece una mención especial Funes que se nota que no está en plena forma, da la impresión de estar a un paso de lesionarse, pero mete y mete. El resto parecía no querer jugar este partido.
Enfrentamos al último de la tabla, que venía de seis (si, no me equivoqué 6) derrotas consecutivas y en la cancha demostraron el por qué de esa situación. No creo que volvamos a enfrentar a un equipo que atraviesa un nivel tan bajo. Pero Central Córdoba se afanaba por mostrarse peor que su adversario y le costaba, le costaba mucho, pero minuto a minuto lo lograba.

Parecía mentira las facilidades que entregaba la dupla central de defensores del barranquero, se chocaban entre ellos, le erraban a la pelota, la dejaban servida, en otras ocasiones Cereseto se hubiese hecho una fiesta de goles, pero fue de los jugadores que se quedó en los vestuarios. Además por más que el Charrúa le entregaba la pelota y no marcaba a los volantes adversarios, estos no eran capaces de enhebrar una sola jugada de riesgo. En síntesis, Central Córdoba no perdió porque contra este Sportivo Barracas es imposible perder.

Todo aquel que haya alguna vez en su vida jugado al fútbol en un equipo, aunque sea en una liga comercial o barrial, sabe lo que ocurre cuando un plantel ya no cree ni se siente comprometido con su técnico. El partido en el Gabino Sosa fue un claro de ejemplo de eso, jugadores que directamente se “borraron” y otros que cumplían “a reglamento”, por ejemplo Ledesma, que jugó bien, firme en su verdadero puesto en la cancha, pero que nunca, ni faltando pocos minutos para terminar, agarró la lanza y se fue al ataque como hizo incluso contra Deportivo Merlo y ese es el Ledesma que necesitamos y queremos y no éste “prolijo” del sábado.

El título resume todo, el Agrio encara su texto más difícil, porque trasciende lo futbolístico, porque hiere en la piel y profundiza, llega al corazón, al sentimiento, al corazón del amor charrúa.

Señores jugadores, señores dirigentes y Señor Pochettino, no nos merecemos esto, es el momento de un cambio sin estridencias, sin más golpes bajos, sin esperar a que se llegue a lo que ocurrió con Vaquero. Esto no da para más, deben entenderlo así, sentarse a conversar y encontrar la solución. El técnico debe dar un paso al costado antes de que se haga odiar por la parcialidad, la que luego no olvida nunca. Sé qué debe ser difícil para los dirigentes encontrar un técnico que se anime a encauzar este barco a la deriva, pero si es necesario que asuma uno de los que trabajan en inferiores, peor que en estos momentos no vamos a jugar, porque no se puede.
Me despido, como siempre, disculpándome si mi crítica molesta a algún alma sensible.

-Pablo Adrián -El Agrio-

 

 

 




Autor: Redaccion de TodosUnoTV
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