La vida de todos tiene innumerables situaciones que muchas veces hace que nos cueste tomar una decisión. Las obligaciones profesionales o laborales que todos tenemos parecieran estar siempre por encima de situaciones familiares y personales. Y se da que en algún momento que nos sorprenden en medio de esas tareas.
Hace años escuchaba un testimonio sobre lo que le había ocurrido al fundador de un movimiento religioso cuando estaba dirigiendo retiro. Durante es retiro le avisaron que su madre había fallecido.
A pesar de la triste noticia y sopesando que estaba realizando y la noticia profundamente triste que había recibido decidió concluir lo que estaba haciendo ese día y luego hacerse cargo de todo lo que conllevaba la muerte de su madre.
Usted dirá tal vez que se hizo mal o bien al tomar esa decisión pero ese no es el punto en realidad que le traigo para que reflexionemos juntos.
La cuestión pasa por otro lado, pasa por recordar que las personas que ejercen profesiones o labores en que otras personas dependen de las tareas que efectivamente se realizan muchas veces nos ponen a prueba.
Los momentos de dolor hacen muchas veces también no poder dimensionar el rol público que se tiene y ello es más evidente en los artistas y los comunicadores sociales, aunque esto esas situaciones también le caben a los que están al frente de una empresa entre otros.
El ejercer la vocación conlleva a vivir el compromiso de darlo todo y esto aunque dejemos en el camino girones de nuestra propia vida,
Hoy se pone como noticia o como relevancia pública esos momentos extremos como el vivido por Santiago del Moro quien recibió la noticia de la pérdida de un hijo que esperaba y la entrevista que todo periodista siempre espera como lo es entrevistar a un presidente de una nación.
Pero muchos artistas y comunicadores, algunos conocidos y otros no, han pasado por situaciones similares que hicieron tuvieran que optar por dejar atrás o a un costado por un momento situaciones muy dolorosas. Y al tomar esa opción de seguir haciendo aquello que estaba previsto muchas veces ha caído en la incomprensión de parte del público sino seguro también la incomprensión de hasta familiares y amigos.
Otro ejemplo que puede darse es el de Diego El Cigala quien el 19 de agosto de 2015 se presentó en el Hollywood Bowl de Los Ángeles, pero en ese momento el público no sabía que acababa de enfrentarse a uno de los momentos más difíciles de su vida: su esposa, Amparo Fernández, había muerto víctima de un cáncer.
Y como último ejemplo me permito dar un momento vivido en carne propia durante este año y es el que ocurrió durante el partido consagratorio de Victoriano Arenas frente a Lamadrid el 15 de abril de 2018. En el entretiempo de este partido mientras transmitíamos el encuentro en directo por nuestro canal recibí la noticia que habían llevado de urgencia a mí padre al Hospital. A pesar de ello no le dije nada al equipo periodístico y recién de concluida la transmisión fui hacia el nosocomio. Gracias a Dios mi padre salió bien de su compensación.
En síntesis cuando se abraza una vocación también se asume el compromiso de darlo todo y ese todo no siempre es lo más lindo sino también es la vida misma con todo lo que ella nos trae, es decir con las alegrías y las tristezas.
La vocación y el compromiso siempre nos ponen a prueba pero lo hacen siempre para que podamos ratificar que hacemos lo que nos hace feliz, que nos entregamos con cuerpo y alma y por sobre todo saber que cada opción que tomamos es una ratificación a ese sí que le hemos dado a la profesión que hemos elegido.
Eso sí debemos dejar en claro que sí la vocación es un llamado y es un llamado al que hemos respondido afirmativamente no estamos exentos de pruebas.
Sí llegamos a creer que la vocación nos pasa factura entonces lo cierto es que no hemos tenido ni vocación ni compromiso solo hemos equivocado una vez más el camino.
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