Así decía el genial Facundo Cabral: “Libérate de la ansiedad, piensa que lo que debe ser, será y sucederá naturalmente”, porque en resumen la ansiedad es el exceso de expectativa en el futuro.
Fácil decirlo, pero los Charruas estamos ansiosos, esperanzados por ver al equipo en la posición en la tabla y con el juego que su enorme historia reclama.
Esta ansiedad puede llegar a obnubilarnos y no apreciar algunas pistas, pequeñas por ahora, de que vamos cambiando por lo que puede ser un buen camino.
En el tema resultado, se empató con el primero del torneo, equipo que nos lleva 15 puntos de ventaja, que ha sido derrotado una sola vez en lo que va del campeonato y que parece ser el rey del empate, lleva 11 y en ese rubro no lo supera nadie.
En cuanto al juego, todas estas diferencias desaparecieron sobre el verde césped y el único equipo que apostaba a ganar era el rosarino, mientras Armenio daba la impresión de haber querido firmar el empate antes de que el partido comience.
El juego se hizo así enredado, con el Charrúa yendo y el visitante aguantando en la espera de acertar un contragolpe. Con un árbitro que se comió dos penales a favor de Central Córdoba, uno demasiado evidente como para ignorarlo y que a mí me dio la impresión de que conocía muy bien a los jugadores del Deportivo Armenio, como que había cierta familiaridad, ¿lo habrá dirigido muchas veces el señor Negrete al equipo de la comunidad?
Tampoco debemos dejar que la ansiedad no nos permita ver que en realidad hay un cambio de actitud en el equipo desde la llegada de Teglia, los muchachos no se sienten menos que nadie y van a buscar, con firmeza al pelear la pelota pero sin renunciar al buen juego.
Para destacar, jugaron todos bien, resaltaron Trejo, Funes, Serna y lo que ya parece ser una figurita repetida y feliz por sus buenas actuaciones Matías Giroldi cada vez más seguro en el arco y contagiando esa seguridad a sus compañeros.
Para criticar (ay! Este Agrio que no se aguanta), no me gusta que juguemos sin un nueve de área, Yassogna y lo digo desde que llegó al club el año pasado, es muy importante, pero le gusta ir por afuera, es un wing con gol, entonces ¿para qué atacamos por los laterales si no hay a quién tirarle un centro? Entiendo que Cereseto no esté para 90 minutos, entonces que juegue el misionero o uno de los pibes, pero por favor, pongamos un delantero entre los centrales adversarios.
Ahora hay que ir al Morumbí de La Matanza, a vernos la cara contra el Deportivo Laferrere, dónde no suele irnos tan mal.
La situación actual de Central Córdoba no es fácil, pero está muy lejos de ser terminal, tenemos 6 puntos menos que el último que entra al octogonal, faltando 17 partidos, todo es posible.
Si fuimos pacientes en otra etapa, en dónde fecha a fecha se jugaba peor, liberémonos de la ansiedad y tengamos fe.
Me despido, como siempre, disculpándome si mi crítica molesta a algún alma sensible.
-Pablo Adrián -El Agrio- |