"Yo soy del barrio de tres esquinas, viejo baluarte de mi arrabal, donde florecen como glicinas, las lindas pibas de delantal", inconfundible sonaba en las calles de Barracas la voz de Ángel Vargas. Nacido un 22 de octubre de 1904 bajo el nombre de Ángel Lomio, fue cantor, letrista y compositor.
Es imposible recordar un cantor de orquesta sin nombrar a Ángel Vargas y Francisco Fiorentino, tanto el "tano fiore" como "angelito" marcaron el compás de cuarenta.
Tenía una voz chiquita, con matices reos y una simpatía y dulzura singular.
En 1940 comienza su etapa de esplendor al ingresar a la orquesta del eximio pianista Ángel
DAgostino, juntos formaron un binomio imposible de olvidar.
Una característica singular destaca a Vargas del resto, él antes de interpretar un tango, primero con su piano buscaba la melodía y aferrado a su pareja en cerrado abrazo, rayaba la pista de su hogar. Si el tango era "bailable" pasaba a la interpretación del mismo. Ángel Vargas siempre buscó que el milonguero baile sus tangos.
"Tres esquinas", maravilloso, al igual que el tango "Ninguna". Inolvidable, y a criterio de quién escribe, "A pan y agua" sin posibilidad de igualarlo.
Nos dejó muy joven y con la calidad intacta un 7 de julio de 1959, con apenas 55 años , pero siempre será el "Ruiseñor de las calles porteñas"
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