29-05-2020
 

El día que Garrafa Sánchez me salvó la vida



 



Pitazo final y derrota, camino hacia el vestuario, acomodo las notas y "poniendo el grabador en puerta" (colocar el casete para grabar) voy solitario hacia el vapor.

El aire tenia esa atmósfera pesada que Sandro cantaba, la respiración sonaba a enojo, fastidio, bronca e impotencia, la puerta del vestuario se cierra y muestra la caras de 20 muchachos masticando bronca. De pronto siento un brazo que me levanta elevándome del piso.

Fíjense bien. (agitándome casi sin tocar el suelo). Estos son los mismos que cuando ganamos están todos. ¿Y ahora? ..¿Dónde están??.. Vean!!!!.. Miren Bien!!!!! y Aprendan!!!...
Yo sigo la campaña de ustedes, ¿ A que vestuario voy a ir? (pensaba en mi defensa) aunque los argumentos eran tan sólidos que me habían convencido también. Ahí apareció la voz de un tipo admirable como jugador y persona.

_ ¡¡¡SOLTALO DARÍO!!!!.. O nunca jugaste al fútbol, VIEJO !!!..

Esa frase me salvó.. uff ¡¡de verdad que me salvó!!, justa, precisa, salvadora....
Toda mi admiración al gran jugador que fué, Jose "Garrafa" Sanchez, al que nunca le agradecí de palabra pero con una mirada él entendió todo. Tiempo después con el porve casi campeón conocí a sus padres, me senté con ellos en la platea, pude cambiar palabras con su padre.; A José lo quieren mucho acá y también en Laferrere, me dijo. Y sí !! si es un muchacho formidable y querido por todos. La emoción de ver al hijo campeón la disfruté como propia.

El clásico lo ganó Talleres, empezó ganando con un dudoso penal, lo empató " El porve" y sobre el final un centro venenoso, de esos que se frenan por mandinga lo desvía Bonasiolle, con fortuna anticipa a Fernando Dubra y el 2-1 definitivo.

¿Demasiado premio?. Quizás, la fortuna estuvo del lado de la visita, a pesar de haber jugado bien.
Ese equipo solía jugar buenos partidos, convertir y regular, tenían jugadores para más también, pero el freno de mano lo ponía Calabria. Esa tarde la cumbia sonó del lado de los dirigidos por Bidevich.

Volví al periodismo después de un rato. En el pasillo del vestuario grabé la palabra de Ivan Delfino, un central enorme y musculoso de aspecto cavernícola, muy profesional y con gran manejo de lenguaje, además de ser un tipo estupendo gran formador y excelente D.T. Con el rabillo del ojo, mientras Delfino se explayaba del partido, veo el tumulto. Algún hincha dijo algo al pasar y se armó de lo lindo, repartieron Gonzalez, Sanchez, Valentini, el flaco Lago, Forestello, y el "pepo" Franchini entre otros. Me quedé con Ivan, que nunca se dió cuenta ni lo dejé girar para que viera y se meta al match.

...Estoy seguro que le salvé la vida a alguno....

 

 

 




Autor: Andres Ira
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