"Veníamos bien pero pasaron cosas - Y la primer cosa que nos pasó fue esa locomotora llamada Club Deportivo y Mutual Leandro Nicéforo Alem que nos pasó por encima como a durmientes de buena madera. La segunda cosa que nos pasó fue la contundencia numérica, un 5 a 0 exime de explicaciones y comentarios, pero entre esos dos hechos también pasaron otras cosas que intentaremos desmenuzar.
Comienzo de partido, el Charrúa se planta en campo adversario, resulta evidente que sale a buscar los tres puntos, que quiere aprovechar la racha ganadora y que llegó al estadio General Rodríguez a jugar más que especular. Minuto y medio de juego, ataque rápido rosarino y gol, festejo, suena el pito y todos se miran ¿qué cobró? ¿mano? ¿foul de ataque?¿fuera de juego? ¿fuera de contexto?, no se sabe, pero no valió. El Charrua sigue apretando en toda la cancha, Trejo parece imparable para el experimentado Cordero, Cereseto amenaza con acertar en cualquier momento, Ferrari enlaza a Bracco y Saucedo con los delanteros.
Minuto seis, claro penal en el área de Alem, el pito guarda silencio, las protestas charrúas quedan en la nada. Sobre 10 foules cometidos por Alem, 8 los hizo Cordero, ni amarilla. Llega un contragolpe de Alem en el minuto 10, pelota al área rosarina, la toma el grandote Buono de espalda al arco, es presionado por dos defensores charrúas, nadie lo toca, cae empujado por la brisa bonaerense, suena el pito, nadie entiende nada ¿qué cobró? ¿Qué finge el delantero? ¿roce mimoso? ¿mala praxis?, el relator no entiende, los jugadores de Central Córdoba no entienden y lo peor, los jugadores de Alem no entienden, nadie festeja, se miran ¿qué hacemos? ¿un pique? ¿devolvemos la pelota? No, el respetable señor juez deportivo acaba de cobrar penal. Gol de Alem, diez minutos y el señor del pito en la boca nos anuló un gol legítimo no nos cobró un claro penal a favor y nos inventó un penal en contra, todo bien. Siguen los 23 minutos más horribles en cuanto a juego del Charrúa, hace mucho que no veo que un equipo nos pase por encima como en ese lapso, parecíamos un equipo amateur de barrio enfrentando en una práctica a un equipo profesional, lo sufrí muchísimo.
Para redondear el mal momento a los 30 minutos, se vuelve a lesionar, una vez más, Saucedo y el desorden se instala en el medio campo rosarino. Minuto 33, llega el error recurrente que vengo señalando desde el comienzo del torneo, foul a favor de Alem desde el costado izquierdo, centro y los defensores rosarinos parecen haber sido abducidos por un ovni, o sufrir una parálisis momentánea, aprovecha Buono y es el 2 a 0. Minuto 37 jugada calcada, sólo hay que cambiar el nombre del goleador por el de Rogoski y 3 a 0. No nos vamos a los vestuarios con más goles en contra porque Ojeda tiene sus dos salvadas acostumbradas por partido.
Comienzo del segundo tiempo y Central Córdoba parece querer volver al buen inicio de partido, pero en tres minutos nos hacen dos goles (por lo menos uno es un regalo muy generoso de nuestra parte) y todo concluye al fin. Aquí nobleza obliga a reconocer el excelente equipo que tiene Alem, seguramente el mejor de su historia futbolística y que lo posiciona como un firme candidato a ascender y campeonar. Con un técnico, el Lobo Cordone, que además de su experiencia en primera, conoce perfectamente la divisional C por llevar muchos años jugando en ella, que le permitió superar una historia personal muy dura. Si usted quiere saber quién es y cómo juega, a modo de ejemplo, el cinco de Villa San Carlos, pregúntele al Lobo, el sabe y esa sabiduría se ven en el armado de un plantel con jugadores de excelente nivel. Arquero, Paz, experimentado (41 impecables años) un tres, Suárez Costa, con gran futuro y calidad, dos marcadores centrales muy seguros, mediocampo en donde Rogoski la pisa, la pisa y distribuye, una delantera oportunista y un excelente estado físico de todo el plantel que le permite sostener un ritmo exigente durante los noventa minutos.
Del Charrua destaco la dignidad del equipo que quiso jugar siempre, pese a que todo le salía mal (redondeamos la mala tarde con la lesión de Cereseto), incluso estando 5 a 0 y faltando muchos minutos de juego, sacaron hidalguía para no caer en la tentación del juego brusco vengativo (como hacen muchos frente a resultados tan contundentes).
Hoy el cielo parece cubierto de negros nubarrones, jugadores lesionados, otros extrañamente “ausentes” (mis en otra hora implacables informantes parecen no poder recabar datos sobre éste tema), y situaciones que parecen repetirse sin solución. Quiero dejar en claro, antes de continuar que no es mi intención culpar a uno o algunos jugadores, ni sacarlos del equipo, pero como decía Baruch Spinoza “Todo lo que es, persiste por ser”, traduciendo, las cosas no cambian por sí mismas, se debe actuar sobre las cosas para poder cambiarlas y el técnico algo va a tener que cambiar y lamentablemente a la cancha entran once.
Tal vez sea el tiempo de verlo más a menudo a Esquivel en esa defensa que tiembla ante cada centro adversario. Tal vez haya que intentar con Serna de tres y Sgotti de doble cinco, ya sea con Renzo Funes (hoy somos Funesdependientes) o Bracco que se encuentran muy solos en el tema de recuperar en el medio. Con Trejo más en el armado que de punta. Con lograr convencer a Armoa que tiene que ser enganche. Con más participación de Flamenco y Straccia. Con darles más confianza a Stupiski y Giovagnoli cuando les toca reemplazar a Cereseto, o con cualquier otra cosa que se le ocurra al técnico, pero algo hay que hacer. La esperanza y el aguante por parte de la parcialidad charrúa, sigue intacta. Me despido, como siempre, disculpándome si mi crítica molesta a algún alma sensible.
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