Entendiendo a la paradoja como el hecho que resume la pérdida en el triunfo y el triunfo en la pérdida podemos comprender el extraño presente del equipo charrúa. Para ejemplificar rememoremos el caso del soldado griego que viendo llegar al invasor persa corrió a la ciudad y avisó al ejército. Al dar la noticia fallece de agotamiento. Su heroísmo permitió a los griegos vencer en la batalla de Maratón y acuñar esa palabra como nombre a las carreras (de paso no olvidemos participar en inminente Maratón Charrúa). Ese fue su triunfo y su pérdida, nada menos que la vida. Si buscamos la paradoja en la pérdida alcanza con sostener que cada derrota no es otra cosa que una enseñanza.
Por esas aguas paradojales navega la gloriosa nave llamada Central Córdoba de Rosario.
La semana pasada sufrimos una terrible derrota, pero que dejó enseñanzas. Desde estas páginas sostuvimos que el técnico debía hacer algo “meter mano” para revertir la situación y Pochettino lo hizo. Podemos analizar si los cambios fueron acertados o no pero, nobleza obliga, sin olvidar que con el diario del lunes, con el resultado puesto y el desempeño de los jugadores a la vista es muy fácil opinar, mientras el técnico debe anticiparse a la acción y arriesgar una carta que tal vez no dé el resultado esperado, en términos futbolísticos digamos que elige al titular, pero no puede saber si esa tarde estará inspirado o negado.
Así cómo nos atrevimos a desmenuzar los por qué del 0-5 hoy lo haremos con el 2-0.
Vino Excursionistas a Rosario apremiado por el promedio pero con una buena racha de 6 partidos sin perder. Saltó Central Córdoba al campo de juego luego de lapidaria derrota y aquí me quiero detener un segundo. Entiendo el difícil momento para los jugadores, hay que salir a escena frente a su público luego de un resultado tan adverso, se necesita temple y al final del partido el equipo demostró que lo tiene.
La formación que eligió Pochettino me produjo cierto desconcierto. La semana pasada nos preguntábamos si no era el momento de darles más minutos a Esquivel y Flamenco, el técnico pensó igual y los incluyó, pero la sorpresa de ver a un solo delantero en cancha y que además juega de wing, aunque llegó al club con antecedentes de goleador, nos hizo pensar en quien sería capaz de hacer un gol, porque está muy bien atacar por las puntas ¿pero quién define en el área? Debo confesar, como lo hice el año pasado y el anterior, que me pone de muy mal humor ver al charrúa jugar con un solo delantero en el Gabino Sosa.
Comienzo de partido y al minuto desinteligencia en el medio campo rosarino, pase en cortada para un delantero verde que pretendió superar a Ojeda por sobre la cabeza y se produce la primera de las 3 muy buenas atajadas del arquero, algo a lo que nos tiene malacostumbrados, son muchos los puntos que le debemos a la mejor incorporación del charrúa de los últimos años.
Durante el primer tiempo, en la defensa rosarina sorprendieron dos hechos opuestos: Bien Esquivel, sin complejos, entendiéndose con un firme Polacchi y muy mal los dos marcadores de punta que parecían haber entrado totalmente distraídos, con problemas hasta para hacer un saque lateral. El medio campo rosarino congestionado de jugadores que ni marcaban, salvo Funes (recordar que la semana pasada dijimos que este era un equipo funesdependiente), ni enhebraban jugadas de ataque, con Trejo y Ferrari empecinados en gambetear hasta que le quiten la pelota pese a tener compañeros cerca con los qué jugar y un ataque que dependía del empecinamiento de Tedesco en ir a todas por las puntas para levantar la cabeza y encontrar un área vacía de camisetas ¿azules?
Así, entre un visitante que a todas luces no miraba con malos ojos el empate y un Central Córdoba que parecía estar todavía con la cabeza más en Alem que en Excursionistas, daba la sensación que a los cinco minutos ambos querían firmar el empate e irse a casa. Consecuencia: uno de los 45 minutos más soporíficos de la historia del fútbol universal, hasta el relator bostezaba.
Pero este bendito deporte cuenta con la intromisión del azar y cuando en el Gabino se moría el primer tiempo entre murmullos pronto a convertirse en silbidos, un centro desde la izquierda, entra el 11 de Excursionistas al área, está increíblemente sólo, el jugador charrúa más cercano está pidiendo una pizza en Avenida Pellegrini, aprovecha y clava un soberbio disparo al ángulo que deja sin chances al arquero GOLAZO, lástima para él y suerte para nosotros que como la paloma de Serrat se equivocó fiero y venció su propia meta.
Así nos vamos al descanso, ganando 1-0 casi sin haber pateado al arco.
El segundo tiempo fue otro cantar. Excursionistas tuvo que abandonar su estatismo y salir a buscar, realiza un cambio, delantero por defensor y arranca con tres en el fondo. Pero el verde realmente jugó muy mal y cuesta pensar que si éste es su nivel haya estado 6 partidos seguidos invicto.
Se asientan Pérez y Sgotti, firmes Esquivel y Polacchi, aunque éste último casi arruina su buena tarde con una salida en la que sufrió un ataque maradoniano, quiso gambetear olvidando que es el último hombre, le robaron la pelota y no nos empataron de casualidad, shampusito para el muchacho y que no se repita.
El medio alterna buenas y malas, Tedesco mete y mete contra los defensores y llega la mejor jugada del partido. Velocidad, toque de primera, Trejo para Pérez, llegada al fondo, centro rasante y Tedesco que tiene su merecido premio. Y aquí me detengo otro segundo, el día que Trejo comprenda que, además de todas sus virtudes técnicas y físicas, es mucho más útil para el equipo y para él mismo hacer lo que hizo en el gol y no empecinarse en una gambeta que termina en pérdida, tendrá el futuro abierto para llegar a dónde quiera llegar.
Del segundo gol charrúa al fin del partido se produce un hecho extrañísimo y que tiene como protagonista a Ferrari. Cambia su postura, abandona el rodeo intrascendente y encara en todas, fue su mejor momento, realmente jugó muy bien, pero y aquí está lo extraño, falla en una de sus mejores cualidades, la definición (recordar el gol a Italiano), no le salió una, o pegaba en el arquero o se iba cerca o la sacaba un último defensor o pifiaba, pero hay que reconocer que fue siempre y alentarlo a que siga así, porque de esta forma el gol ya vendrá.
Para concluir el análisis, festejo los regresos de Grazzini y Senra, y la entrada de Stracia, tres jugadores de los que espero mucho, si el técnico les da la consabida oportunidad.
Nos espera un duro rival, Victoriano Arenas. Al momento de esta nota no ha jugado el encuentro de la fecha y posee 14 puntos, la delantera más goleadora con 17 tantos, un jugador, Martías Coselli que viene haciendo un gol por partido, un estadio muy difícil incluso en su geografía (queda en un extraña península del Riachuelo en Avellaneda conocido como la Isla de CAVA y que se comunica con la ciudad por un estrecho paso) pero que al mismo tiempo tiene la segunda defensa más goleada del campeonato con 12 tantos en contra, únicamente superada por nosotros que tenemos 14. Pero la esperanza de que el triunfo ante los del Bajo Belgrano haya sido el punto de la recuperación definitiva está sostenida por nuestro amor al equipo y el barrio.
Me despido, como siempre, disculpándome si mi crítica molesta a algún alma sensible.
Pablo Adrián
-El Agrio-
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