Es el lugar exacto en dónde se encuentra Central Córdoba en este momento, en el umbral mismo de ingresar al reducido que lo lleve a pelear por el ascenso, y en la frase encuentro la palabra clave para desarrollar la presente crítica: MOMENTO.
Entendiéndose el TODO como un plan para buscar un objetivo, ese TODO será exitoso en tanto lo sean los MOMENTOS que lo componen y le dan forma.
El TODO del Charrúa Rosarino es el ascenso, un camino extenso de 38 partidos en dónde cada uno de ellos son los MOMENTOS que decidirán el logro o no del objetivo.
Es el presente un MOMENTO en dónde siento que es justo que riegue con azúcar mi agrio espíritu crítico, empezando por el accionar del DT charrúa. Es el nuestro un equipo conformado sobre la base de, a mi modesto entender, la categoría de Ojeda, Ledesma, Saucedo, Grazzini, Cereseto y Delgado, que además de su experiencia le brindan al equipo un salto de calidad que supera los parámetros normales de la C. Pero de esos seis jugadores el técnico puede contar hoy plenamente con uno sólo, Ojeda (gracias a Dios).
Así es cómo en este MOMENTO el técnico debe bucear en el plantel y armar el equipo “con lo que queda”. Por suerte al Charrúa “le queda” mucho, porque insisto en que éste es uno de los mejores planteles de la categoría.
Los “veteranos” que quedan apuntalan con muy buenas actuaciones, Lalo Pérez, Renzo Funes, Ferrari, Bracco y agrandan a los pibes que vienen demostrando estar a la altura, Sgotti, Esquivel, Trejo, Flamenco más los recién llegados Polacchi y Tedesco. Logra así Pochettino poner en estos MOMENTOS un equipo altamente competitivo en cancha.
En cuanto al partido en sí, Central Córdoba se mostró firme y con personalidad frente a un equipo muy complicado en un estadio difícil. La gente de Victoriano Arenas lamentó largamente la ausencia de su goleador Coselli, nosotros, para “no avivar giles” ni mencionamos que nos faltó Cereseto.
El Charrúa salió a apretar bien arriba, robar la pelota y encarar con decisión. Antes del cuarto de hora la postura empezó a dar resultado, primero con un claro penal que el árbitro (que merece un capítulo aparte) no cobró, hizo un gesto como de dejar seguir porque venía el gol, pero la pelota pegó en el palo, no habían pasado 5 segundos desde la infracción a la definición fallida, por lo cual tuvo que haber retrotraído la jugada y sancionar el penal. A los 15´ otro robo en el medio, se escapa Trejo y define muy bien, 1-0, que será inamovible.
De allí al final del partido Victoriano Arenas pretendió atacar cada vez con más gente y desnudando su defensa de jugadores. En el segundo tiempo, en el MOMENTO justo, acierta Pochettino con los cambios, especialmente el ingreso de Bracco que ordenó un medio campo que parecía que empezaba a ser desbordado.
Estuvo cerca del empate el local, pero chocó contra la enorme categoría de Ojeda y un error del árbitro que ahora no sancionó un claro penal de Trejo en perjuicio del delantero adversario. Estuvo cerca de definirlo el visitante de contragolpe, pero esa parece ser la flaqueza más acentuada del equipo rosarino.
No es el primer partido que se nos presenta como para definirlo de contraataque y terminar sin tanto sufrimiento, pero chocamos contra nuestra propia impericia. También es cierto que no contamos, excepto Tedesco, con delanteros de velocidad en el banco, tal vez habría que pensar en arrancar con Giovagnoli o Stupiski y que Tedesco ingrese en el segundo tiempo y esto no se trata de quien es el titular o el suplente, sino el de buscar el mejor MOMENTO para aprovechar las características de los jugadores, porque Tedesco se afana desde el minuto uno no sólo en picar y picar al vacío, sino en molestar a los defensores rivales en el inicio de la jugada, todo muy loable pero que no le permite llegar con resto para los últimos 25´ de juego, por eso me gustaría verlo ingresar contra defensores cansados y amonestados y con más espacio para sus corridas.
Cosas para mejorar, siempre hay, pero son conceptos subjetivos, a mí me gustaría mucho verlo a Sgotti en el medio campo de doble cinco, como marcador de punta me parece que está un tanto desperdiciado, quisiera verlo con más contacto con la pelota y colaborando con el titán Funes que casi siempre se debate en soledad en cuanto a la marca.
Finalmente, estamos sumando puntos muy importantes en estos MOMENTOS. La próxima fecha tenemos un partido especial, nos visita Berazategui, que arrancó muy bien pero ahora está flaqueando un poco, también hay que reconocer que el naranjita siempre nos complicó tanto de local como de visitante. Berazategui está en el reducido con 15 puntos y nosotros tenemos 14, así que este será un partido de 6 puntos en juego y que de ganarlo y que se nos dé algunos resultados puede ponernos por fin dentro de los 8 que van a pelear el ascenso, aparte del campeón.
Dije que el árbitro, el señor Alejandro Porticella merecía un capítulo aparte. No voy a juzgarlo en forma terminante luego de verlo un solo partido, porque cualquiera puede tener un mal MOMENTO en cualquier actividad, sólo señalaré una de cal y una de arena. El árbitro no fue parcial, no buscó favorecer a nadie, erró en ambas áreas, demoró mucho el mostrar la primer amarilla y se equivocó en muchísimos fallos, pero lo que más me sorprendió es que parecía estar totalmente vaciado del estado físico mínimo que se necesita para ser arbitro, es preocupante si así será el nivel de exigencia de la AFA para con los jueces de la categoría.
Esta crítica comenzó robándole la frase inicial a la canción de la monumental Gigliola Cinquetti, y la misma termina diciendo “Al confín de los mares, cuantas veces en mi sueños te he llevado junto a mi” y así, Charrúa querido, es cómo te soñamos y te vamos a acompañar a todos lados, hasta al fin de esos mares no siempre amigables con nuestras pretensiones.
Me despido, como siempre, disculpándome si mi crítica molesta algún alma sensible.
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