El título de uno de los relatos más conocidos del fantástico Edgar Allan Poe llego naturalmente al pensamiento del Agrio mientras miraba al Charrúa en el estadio municipal de Luján.
Pero empecemos el análisis del partido en sí y luego retomamos el por qué de esa reminiscencia.
Arranca el partido en una cancha en que hemos sabido conseguir muy buenos resultados y del inicio se vio un Central Córdoba decidido a ser protagonista y buscar los tres puntos.
Mejor el Charrúa los primeros 20 min., con dominio del balón y plantado en defensa, si bien no llegaba con profundidad parecía que un par de buenos encuentros entre sus jugadores era lo único que faltaba para el gol, se empezó a convertir en figura al experimentado arquero Gustavo Ruhl quién resolvió un buen tiro de Bracco de fuera del área y una media vuelta sorpresiva de Stupiski, sin dar rebote en ambas jugadas.
A partir de los 30´ emparejó Luján y tuvo dos buena ocasiones en las que respondió con aplomo el retornado Matías Giroldi. Central Córdoba empezó excelente y terminó el primer tiempo volviendo a caer en el error de buscar con pelotazos largos a Cereseto.
Armoa arrancó muy bien, creo que ese es su puesto, el de enganche, pero fue cayendo en el vicio de querer gambetearse hasta a los alcanza pelotas, es algo que el joven jugador debe trabajar, terminar bien la jugada, entender que si ya gambeteó a 3 adversarios lo mejor es tocar a un compañero o ser más vertical e ingresar al área, sino termina perdiendo 8 de cada 10 que agarra.
El segundo tiempo empezó igual al primero, mejor el Charrua yendo a buscar el triunfo. Acierta Pochettino en el cambio de Trejo por Armoa y definitivamente Luján se defiende y sale de contragolpe. De esa forma el equipo de la Basílica logra su mejor jugada de la tarde a los 14´ pero es salvada en gran forma por Giroldi que se “Ojediza” a puro reflejo y agilidad para volar y sacar sobre el travesaño lo que parecía gol. Podríamos sumarle al lujanero otra jugada a los 20´ que resuelve Ledesma en un gran cruce y nada más, muy poco para un equipo que juega de local.
Sigue una catarata de llegadas charrúas que dejaron la sensación que deberíamos haber ganado pero la suerte no quiso. La más importante se dio a los 28´ en una excelente combinación, pared larga de Pérez con Trejo, centro de Lalo, ingresa por la izquierda Senra y la baja de cabeza al medio del área, en el punto del penal Giovagnoli (había entrado por un Cereseto muy agotado) le pega con alma y vida y la pelota se le va por sobre el travesaño, una lástima.
Pero no fue la última, a los 30 min. gran subida de Trejo por derecha, centro atrás, patea Straccia desde fuera del área y revienta el travesaño. A los 33´ pared Stupiski con Trejo, media vuelta del misionero y buena atajada de Ruhl. Contragolpe lujanero y gran respuesta de Giroldi y cuando el partido terminaba, a los 48´ pelea y guapea una pelota en el área Stupiski, toca hacia atrás y un terrible disparo de Senra desde fuera del área provoca la mejor atajada del arquero local.
Fin del partido, merecimos ganar pero la diosa fortuna nos fue esquiva.
Para resaltar, el aplomo de Giroldi en el arco, los momentos de Armoa y Trejo, el esfuerzo de Bracco, la dupla Stupiski Cereseto que me parece muy interesante, me gustaría que jugaran más juntos, Cereseto bien de 9 y el misionero un paso atrás, de media punta, porque es un jugador que tiene buen toque en los últimos metros, pero que no sirve si lo tiran de wing y queda lejos del cañonero charrúa. Es justo y necesario reconocer que en esta ocasión el técnico charrúa planteó bien el partido y acertó con los cambios, lo único que no entendí es porque se “comió” un cambio cuando, por ejemplo Straccia estaba muy cansado en los últimos 20´ y en el banco estaban Flamenco y Saucedo.
También quiero resaltar el partido que hizo Ledesma, IMPASABLE, por abajo o por arriba, lo mejor de este año y así lo queremos.
Volvemos ahora al título de la nota.
El relato de Poe habla de un castillo medieval de Toledo, en cuyos profundos sótanos hay un pozo que no se ve el fondo, ese pozo está atravesado por un enorme tablón sobre el que descanda una mesa en la que se ata a los castigados por la Inquisición, del techo un péndulo gigantesco que termina en una hoja filosa. Puesto a funcionar el péndulo va bajando a cada vaivén hasta cortar por la mitad a la víctima quien tiene una sola posible salvación, zafar de las ataduras y cuando el péndulo se aleja, saltar el pozo. Sí no coordina sus movimientos o lo corta el péndulo o cae al pozo.
Y viendo al actitud aguerrida con la que jugó Central Córdoba en Lujan, tan distinta a la apática que tuvo la fecha pasada contra Barracas, parece que el Charrúa es la víctima atada en la mesa, que pendula de nada a mucho y si no se cuida va a terminar cayendo en el pozo del no-ascenso.
Es muy difícil encontrar desde la crítica el por qué de este cambio de postura deportiva, como un equipo puede saltar de una languidez enervante a una enjundia entusiasmante.
Dejémoslo como uno de los misterios del Universo y roguemos para que no se vuelva a una conducta como el último partido en el Gabino Sosa.
Si bien hoy por hoy nada hay ganado, tampoco nada hay perdido, no se está lejos del reducido y viendo el nivel de los otros equipos considero que ni siquiera necesitamos hacer una gran segunda vuelta, alcanza con tener regularidad y ganas para que estemos en la pelea por ascender.
Me despido, como siempre, disculpándome si mi crítica molesta a algún alma sensible.
-Pablo Adrián -El Agrio- |
