Sí hablamos de la gran jerarquía del Fútbol Argentino solo podemos decir que es por el nivel individual de sus jugadores y también por la gran cantidad de técnicos que trabajan y muchas veces más triunfan en el exterior.
Pero si buscamos méritos en la organización del fútbol en nuestro país no la encontraremos pues todo por estas tierras es mediocridad y banalidad. Y mucho de esto se vio en este año.
Este último Mundial y todo lo ocurrido allí con la pobrísima actuación del seleccionado, la telenovela de Sampaioli y falta de proyectos a largo plazo ponen de manifiesto la decadencia del Fútbol.
Por más nombre rutilante que se le ponga la Superliga no será un gran torneo ni tampoco permitirá que el Fútbol argentino se reinvente de manera exitosa. Por ahora es solo una organización de reparto de dinero para los clubes y una constante compulsa de intereses entre algunos equipos grandes y el resto.
Para convertirse en una gran liga los clubes deben recorrer un largo camino que quizás requiera de un cambio generacional de dirigentes, y otras yerbas más. Pero por sobre todo requerirá de un sinceramiento real al preguntarnos si queremos realmente volver a tener una liga profesional representativa y duradera en el tiempo.
Los argentinos creemos que todo se arregla con plata o que para mejorar las cosas lo único válido es tener dinero. Sin embargo la verdadera economía que florece es la que optimiza los recursos que se tienen, sean muchos o pocos, a lo que se le suman reglas de juego claras y concretas,
El surgimiento de la Superliga o mejor dicho sus mentores pretendieron vaciar de poder a la AFA. Vaciarla tanto de poder económico como organizativo. Recorra amigo lector las noticias abundantes de esos días y aunque una noticia tapado a otras no olvide que sobrevoló la pretensión de algunos que la Superliga fuera considerada por la FIFA como otra Federación.
Finalmente ante algún llamado o conversación reservada todo quedó reducido a una cuestión de dinero y la imposibilidad de existencia de los clubes sí dejaban estos de pertenecer a la AFA. Y eso no es nada sí se le sumamos la constante pretensión de algunos de imponer las Sociedades Anónimas Deportivas, dando una muestra más del mercantilismo de algunos pseudodirigentes deportivos.
No voy a abundar en más análisis pero preguntemos ¿cómo no va estar en decadencia el fútbol argentino si:
1) Los clubes se niegan a dar a sus jugadores para que conformen la selección nacional y puedan ser un equipo competitivo en todas las competencias internacionales
2) La pobrísima actuación del arbitraje en todas categorías que me va eximir de mayores comentarios.
3) La evidente complicidad entre dirigentes y barrasbravas, con el infaltable condimento político. Entre todos hacen que el tema de seguridad sea una caja de ingresos para muchos y que no están dispuesto a dejar de percibirlos y esto incluye al estado. En fin la violencia en el fútbol es una cuestión de negocios. Pruebas sobran
4) La falta de respeto en el cumplimiento de los contratos de los técnicos y también la complicidad de estos que no se bajan de la calesita y que hace que un equipo haya llegado a tener más de un técnico por temporada. Más aún un banco de suplentes ocupado en una fecha en un equipo y en la fecha siguiente en otro club.
5) El periodismo compasivo no está exento así que en este carro no todos tiran para el mismo lado.
Podría seguir enunciando pero como siempre amigo lector le dejo la tarea a usted, A nosotros como hinchas nos queda mirar los 90 minutos de juego, halagar o insultar al arbitraje, conformarnos o no con un resultado y muchas veces aunque no lo creamos hacer de cuenta que todo está como está porque no hay forma de cambiarlo.
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