Hermosa tarde, un estadio de primera categoría, un campo de juego excelente y una hinchada local “tranquila”, un equipo recién descendido que le cuesta acomodarse a la categoría, que venía de ser goleado por un rival que navega por la mitad de la tabla y la necesidad de ganar eran los componentes del menú que le esperaba al Charrúa en su visita al Bajo Flores.
Desde esta página hemos alabado muchas veces las intenciones futbolísticas del DT de Central Córdoba, incluso superando las posibilidades que le da el corto plantel que dispone, imponiendo una impronta de actitud ganadora y yendo siempre al frente, sin ir más lejos la fecha anterior apoyamos los cambios que realizó en la nota “Y… el médico operó”. Pero en esta ocasión no podemos repetir tales conceptos.
Ya en la formación inicial del equipo llamó la tención que ante la ausencia por lesión de su actual goleador, Ferrari, quien ingresó en su lugar fue Tedesco, porque pese a la enjundia que aporta por las puntas, su inclusión “vació” el área rival de atacantes charrúas. Por un lado Tedesco, por la otra punta Yassogna y en las cercanías del dubitativo arquero del Deportivo Español ni una camiseta blanca. Si el plan era que cuando se atacaba por una punta se cerrara de nueve el de la otra, quedó en los papeles, porque en el verde césped no ocurrió.
¿Por qué Herrera y Cereseto en el banco de suplentes? ¿Por qué no arrancar con uno de ellos y luego ver si había necesidad de que ingrese el otro?, sólo el Tati lo sabe.
El partido comenzó enredado en una mitad de cancha poblada en exceso por ambos equipos, a los 4 minutos se escapa de esa madeja el mejor jugador del local Pablo López y exige a una atajada excelente de Giroldi. Son de esas atajadas que le valieron el mote de San Matías, que uno las ve y se dice “este muchacho es un arquerazo”, lamentablemente tiene la mala costumbre de sacarnos él mismo esa ilusión.
No hay jugadas que merecen ser rescatadas hasta que llega el minuto 38´ se produce una que el Gallego venía intentando desde el principio, jugar a espaldas del doble cinco Trejo Bracco, que entre los dos no pueden hacer olvidar al para mí la mejor figura del Charrúa en todo el torneo, Bautista Carrera. Pablo López baja la pelota con sabiduría pasa entre dos defensores y toca con maestría al medio, Tiago Nus se contagia de tanta calidad futbolística, la para con el pecho y saca un remate imposible para Giroldi.
El gol local pareció haber sacado de la modorra, especialmente a los delanteros rosarinos y el Charrúa tuvo 8 minutos seguidos en los que si bien no produjo una jugada de gol concreta, se adueño del balón y encerró al Depo contra su arquero. Se termina el primer tiempo con la sensación que con un poco más Central Córdoba por lo menos lo empataba.
Esa sensación se volvió realidad ni bien comenzó el segundo tiempo, el Charrúa salió decidido a acorralarlo al rival, le gano campo y pelota, se adelantaban con criterio Sgotti y Pignani y comenzaron a llover los centros contra el área rival. En el minuto 4´ la mejor jugada colectiva rosarina, la tocaron todos en el medio, se abrió al pique de Pignani, centro cruzado y cabezazo de Tedesco bajo los palos, establece el empate y parecía que Córdoba tenía todo para darlo vuelta.
A los 8´un córner ejecutado casi al rastrón por Bracco, abusó de esa forma de tirarlos, provocó un toque sutil de cachetada de Yassogna que se fue pegado al palo derecho, hubiese sido un golazo. Pero a los 10´ un contragolpe gallego, que a esa altura sólo se defendía, terminó en un pique por derecha de Vocos centro rasante que parecía fácil para un Giroldi que increíblemente duda y entre él y Esquivel pone el botín Pablo López y marca el segundo gol de Español y vuelta a remar en sartén de paella.
En ese momento la fanaticada charrúa empezaba a exigir los cambios por cuanta red social estuviese abierta, pero el Tati no acusaba recibo. Eso sí, el equipo apeló nuevamente a su fuerza anímica y volvió a ir a buscar el empate y lo consiguió con una subida espectacular de Sgotti que es trabado en el área local, penal que Bracco cambia por gol y a los 22´ todo estaba como al principio.
Permítaseme regodearme con este detalle, primer gol la subida de un tres natural para centrar desde su posición, segundo gol la trepada al fondo de un cuatro natural, ¡Qué hermoso!, dos años rogó, apeló, exigió y esperó el Agrio por este momento, todo sea por el bien del Charrúa.
Salimos de la digresión y volvemos al partido.
Ahora sí, todo anunciaba que Córdoba lo daba vuelta, el local sintió el impacto, perdió la compostura y la tenencia de la pelota, el grito de pedido de cambios de la hinchada charrúa llegaba desde Tablada al Bajo Flores ya sin necesidad de redes sociales.
El Tati mueve los hilos, sale Tedesco que como siempre dejó todo en la cancha, uno supone que ingresa Herrera o Cereseto porque todo indicaba que daba para eso, un nueve de área y a cobrar, pero no, el técnico se inclina por Raimondo, sale un delantero e ingresa un volante ofensivo. Bueno, pensaba uno, tal vez tenga razón lo mandará a Yassogna al área, pero nones.
Córdoba tiene la pelota pero no inquieta, no hay nadie que comprometa a la defensa local y entonces el técnico del Español, Bilbao, no se podía llamar de otra manera, dice, “A bueno, entonces me toca a mí” y comienza a meter delanteros, primero Alfenoni, luego el histórico Falótico. Es el momento en que se esperaba que el Tati vaya por todo y por fin ponga al menos uno de los nueve que tiene en el banco, pero nones, ante nuestra sorpresa se conforma con el empate, busca cerrar el partido y comienza a poner defensores, primero Balmaceda para ir de 5 y luego ante un Sgotti que estaba fulminado ingresa Biñale, teniendo la opción de que ingrese uno de los dos tanques de ataque y pase Lazo al lugar de Sgotti. Bilbao saca al cuatro Vocos y pone un punta Escalante y así fue como el propio Charrúa le puso el respirador artificial al Gallego.
Termina el partido con un empate que no le sirve a ninguno de los dos, los comentaristas señalan a los dos marcadores centrales del Deportivo Español como los mejores jugadores del partido, el Agrio les contesta que si no jugamos con un nueve ni nadie que ataque por ahí siempre los marcadores centrales rivales van a parecer una especie de dupla Beckenbauer Passarella. Antes del cierre de transmisión, el mejor relator del ascenso (ya picando en primera) Andrés Irá dice “Empataron Español y Central Córdoba, ¿por qué?”, el Agrio le contesta, porque el Tati no se animó a ganar y cuando el capitán no se anima, la nave no llega.
Ahora en la última fecha vamos a tener que bancar que en una de esas el humilde Cañuelas nos dé una vuelta olímpica en el rostro en nuestra propia casa, extraña vuelta olímpica porque este campeonato no lo asciende sino que lo pone en una final, pero bueno, así estamos.
Me despido, como siempre, disculpándome si mi crítica molesta a algún alma sensible.
-Pablo Adrián -El Agrio- |