SANAR EL QUERER
En estos días de cuarentena he estado reflexionando acerca de las razones por la cuales hay seres a los que les importa un pito la responsabilidad social que tienen, de permanecer en sus casas.
Seguro que entre las personas a las que todo les da igual y otros que se creen High Lander, hay multiplicidad de variantes.
Yo me voy a detener tan solo en el QUERER. En ese sentimiento que debemos sanar, según me está pareciendo.
Yo quiero volver a abrazar a mis amigos, besar a mi familia, reírme fuerte con mis compañeros de trabajo, caminar por el parque, realizar un viaje que tuve que postergar 15 horas antes de partir, ir a conciertos, al teatro, al cine, celebrar en el templo... Y lo quiero sinceramente y entonces, busco en la profundidad de mi ser, aquéllo que me rescata a cada momento para tener buena vibra.
A eso es lo que yo llamo SANAR EL QUERER. Si tanto quiero lo que he dicho, cómo no voy a PERMANECER EN MI CASA. Si ese que siempre fue MI refugio, ahora sirve para salvar a la humanidad.
¿Nos damos cuenta de que se nos concede a nosotros un talento salvador: quedarse en casa? Con eso, que es bastante fácil de practicar, el virus no permanece, se muere. Y esto es la repercusión social que tiene nuestro acto individual.
Revisemos nuestro QUERER, sanémoslo quedando en el lugar en el que tenemos que quedarnos. ¿Dónde? En casa |