El obispo de San Cristóbal, Venezuela, y vicepresidente de la Conferencia episcopal venezolana (CEV), monseñor Mario del Valle Monta Rodríguez, clamó por el cese de la represión, y pidió comicios legítimos que permitan la recuperación de la democracia en Venezuela.
Luego del controvertido proceso del domingo 30 de julio en que el gobierno de Nicolás Maduro eligió integrantes de una “ilegítima e inconstitucional” Asamblea Constituyente y que dejó un saldo sangriento de 19 muertos, el prelado exhortó: “Basta ya de tantas muertes y heridos, recuerden que ustedes también son hijos de este pueblo”.
A través de extensa nota de voz enviada por el prelado a algunos medios, monseñor Moronta sostuvo que, si desde el Gobierno de Nicolás Maduro pudieron “tergiversar leyes y manipular la Constitución”, no hay excusa para seguir impidiendo la realización este año de comicios legítimos que permitan la recuperación de la democracia en Venezuela.
Lamentó que ni las autoridades gubernamentales ni menos aún la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) hicieran caso “de las advertencias de defender a los venezolanos” y expresó que como consecuencia de este hecho “se recrudeció la represión con un saldo insólito de muertos. Algunos de ellos menores de edad y otros ajenos a las protestas”.
A esta lista, dijo, se “sumaron algunos dirigentes oficialistas y efectivos militares”. En este aspecto, sostuvo el directivo del Episcopado que “la responsabilidad de estas muertes debe ser asumida por quienes dieron órdenes, y por quienes al no escuchar las recomendaciones (emitidas por la Iglesia en repetidas ocasiones) se empecinaron en actuar al margen de la ley y contra el pueblo”.
Recordó que “el derecho a la protesta fue criminalizado y también generó situaciones que rompen la paz y la convivencia con hechos violentos”, lo que ha creado “una situación caótica que desconcierta y que a muchos llena de temores y de indefensión”.
Indicó que la gente “sigue sintiéndose burlada” y se tiene la “real impresión” en quienes gobiernan de que “no les duelen la angustia y la indefensión de nuestra gente”. “Si no les duele el hambre que golpea a muchos, así como la falta de insumos médicos y de atención a la seguridad, mucho menos les va a doler o preocupar el deseo de libertad, de convivencia democrática y de paz que requiere el pueblo al que pertenecemos”, consideró.
También dedicó parte de su mensaje a denunciar la compleja situación que vive la frontera colombo-venezolana ante la masiva movilización de ciudadanos, quienes se ven afectados por la crisis política, social y económica en la nación sudamericana.
En este punto, condenó que a las autoridades “tampoco les preocupe que haya muchos hermanos que están emigrando de Venezuela hacia países vecinos”. Y aclaró con énfasis que: “¡Ellos no están huyendo de Venezuela!”, sino “buscando las posibilidades de alimentación y atención médica; así como aquello que necesitan para vivir dignamente”.
“En los últimos días, más de 150.000 venezolanos padres y madres de familia con sus hijos y familiares han pasado a Colombia sellando sus pasaportes en busca de una nación hermana que los reciba y acoja fraternamente”, agregó el obispo de San Cristóbal.
El prelado venezolano apeló a la parábola bíblica de Natán y su viña para dirigirse de manera particular al Gobierno, militares y dirigentes políticos, a quienes les dijo que “la viña es el pueblo con sus ilusiones y sus esperanzas, al cual se le ha ido privando de lo que le pertenece; y frente a ello la prepotencia de quienes quieren mantenerse en el poder, o de aquellos que quieren llegar a él prescindiendo del pueblo: verdadero sujeto social de la democracia. Quieren llegar con componendas”.
Como lo hizo Natán, dijo, “nos corresponde pedirle la conversión al gobierno”. En el nombre de Dios, agregó, “les pedimos que cambien de actitud y escuchen el clamor del pueblo. Es hora de cambiar el rumbo”.
Igualmente, ratificó que “es hora de atender el pedido de elecciones nacionales y regionales este mismo año. Y no digan que no se puede. Así como han tergiversado las leyes y manipulado la Constitución, se puede buscar una manera legítima y legal de promover esas elecciones lo más pronto posible”.
Tampoco ahorró llamados a la Fuerza Armada Nacional, a la que horas antes de los comicios, la CEV le recordó de manera enérgica su responsabilidad de respetar y hacer cumplir la Constitución y las leyes, amén de garantizar el inalienable derecho a la vida.
“En el nombre de Dios le pedimos a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) que actúen de acuerdo con su conciencia y con temor de Dios. Ustedes son servidores de la democracia, la Constitución y del pueblo, no de un gobernante, una ideología o un partido”. “¡Basta ya de tantas muertes y heridos y de tanta zozobra! ¡Recuerden que ustedes también son hijos de este pueblo que clama por un presente y un futuro promisorio, humano y fraterno!”, dijo.
“La inmensa mayoría de ustedes son cristianos católicos. Por tanto, deben regirse por criterios de la palabra de Dios, uno de los cuales es el quinto mandamiento que pide: ¡No matar!”, concluyó.
A la feligresía le recordó que los católicos “somos el pueblo que promueve y defiende la vida. Y nos duele el sufrimiento”. En este aspecto y tras el cada vez más largo número de muertos, pidió que no se haga de ello “un motivo o un móvil para manifestaciones políticas. Los tenemos presentes en nuestras oraciones”.
Por último, Moronta sostuvo que “aunque haya muchas razones para el odio y la venganza, debemos prepararnos y fortalecernos para hacer realidad la reconciliación”.
A los sacerdotes les recordó que son “pastores de todos, sin excepción”. Y que la gente les debe sentir cercanos, “no con falsos protagonismos ni aparentando”. Denunció sin embargo que algunos sacerdotes y religiosos han recibido amenazas y mensajes de incomprensión. “No sientan temor porque sabemos en quién hemos puesto nuestra confianza: en Cristo”.
A los capellanes militares, les pidió hablarles al corazón. “Iluminen su conciencia y díganles que ayuden a servir a quien tienen que hacerlo; es decir: a Dios, presente en los hombres y mujeres del pueblo al que pertenecemos”.
Finalmente elevó oraciones a Dios tras colocar a Venezuela “en los brazos amorosos del Santo Cristo de La Grita -patrono del Táchira y los Andes venezolanos- para vencer la oscuridad del momento presente… Y a María del Táchira, Nuestra Señora de la Consolación, que de seguro nos protege y nos bendice” |