Y aquí debería cerrar su comentario el Agrio, porque nada refleja mejor la realidad de este Central Córdoba de hoy que la frase del famoso cantante boricua.
El Charrúa es un barco a la deriva y al capitán del mismo se le cayó la brújula por babor, ha perdido completamente el rumbo y deambula por las aguas de la C con la casi única meta de no hundirse.
El desconcierto parece ser total, ante los boquiabiertos simpatizantes rosarinos que no pueden entender tantos desaguisados.
Y quien debería poder encauzar el rumbo nuevamente es quien hoy se muestra más desconcertado. Con decisiones incomprensibles, que van desde el inicio de la segunda rueda intentando una línea de tres que murió en el parto. Con una extraña propensión de jugar sin delantero de área, sin un 9 definido y es evidente que hoy lo hace porque los resultados no le dan otra opción, pero en cuanto puede meter mano a los cambios lo primero que intenta es sacar al 9 y jugar esperando que la diosa fortuna le regale un gol de pelota parada. Con una formación titular en la que ya parece una decisión tomada que el que juega bien, sale. Como ocurrió con el que por lejos fue el mejor jugador de la primera rueda Bautista Carrera postergado al banco de manera inconcebible. Si algo bueno dejó la fracasada línea de tres fue la aparición de Biñale como el mejor jugador contra el Deportivo Italiano, cumpliendo una destacada labor en los demás partidos, con lo que el técnico no dudó un segundo en sentarlo en el banco de suplentes, así todo entró unos minutos contra El Porvenir y realizó una estupenda jugada que culminó en el cuarto gol, por supuesto, vuelta al banco de suplentes. Con el caso Saucedo quiero pensar que su exclusión de la planilla se debió a una molestia, porque luego de cómo venía jugando y el golazo que hizo la fecha pasada, el quedar afuera significaría otro hecho para el asombro.
El desconcierto en que el Tati Bustos Montoya está sumido quedó demostrado al minuto del segundo tiempo. Luego de una primera etapa aceptable en dónde se fue a los vestuarios con un 1-0 favorable y no hubiese sido injusto un gol más, encaró la última mitad del partido con un sistema defensivo al estilo del viejo “catenaccio” y de a poco se convirtió en una defensa murciélago, todos colgados del travesaño. Si había alguna duda al respecto, la salida de Herrera para que ingrese Trejo la despejó por completo. Vuelta al tema de que en cuanto puede juega sin 9, con todos atrás y jugados a un contragolpe via Lescano o Yassogna, ¡¡¡ DEFENDERNOS DE ESA MANERA EN EL GABINO CONTRA UN EQUIPO QUE NO MOSTRABA MUCHAS LUCES, INCONCEBIBLE POCO TIEMPO ATRÁS !!!.
Diez minutos después de este cambio ultradefensivo llegó el empate de un General Lamadrid que viendo que el local le regalaba la pelota y el terreno se fue agrandando con los minutos. Los marcadores centrales sin tener que sufrir la presencia de Herrera se pararon en el medio campo y el equipo carcelero adelantó todas sus líneas. El técnico visitante Horacio Fabregat sacó un lateral e ingreso al siempre efectivo Leguizamón que termino haciendo un muy buen gol.
¿De verdad el técnico charrúa pensó en que podría aguantar con ese juego 50 minutos de embates del rival? ¡¡¡ Y EN NUESTRO PROPIO ESTADIO !!!.
Desde las gradas se escuchan los gritos de la parcialidad charrúa hacia Bustos Montoya “Poné alguien adelante” una de las frases que se escucharon claritas desde una tribuna que esta campaña va vaciando de gente partido a partido. Se decidió a poner a Cereseto faltando 7 minutos, ya era tarde, no alcanzó y nuevamente dejamos escapar la oportunidad de ser verdaderos protagonistas del torneo.
Desde esta página hemos reconocido en la primera rueda, especialmente en la primera mitad, que Bustos Montoya había impuesto una impronta en el equipo Charrúa, una enjundia de salir a ganar siempre, de manejar cancha y pelota y no bajar los brazos. Errores técnicos tácticos como los que hemos señalando han ido desvaneciendo esa impronta y hoy Central Córdoba es un equipo que zozobra en la languidez, que le marca goles cualquiera, que le convierten en los últimos minutos y que ya nadie respeta ni como local.
¿Se puede revertir esta situación? Por supuesto que sí, pero hace falta una decisión desde lo estratégico y desde lo anímico que por ahora no se vislumbra.
Ahora vamos hasta la dársena para enfrentar a un Dock Sud que viene envalentonado al triunfar como visitante, esperemos que el capitán encuentra otra brújula y enderece el navío.
Me despido, como siempre, disculpándome si mi crítica molesta a algún alma sensible.
-Pablo Adrián -El Agrio- |